Relato 8 "John Auren"

Relato 8 "John Auren"

Condenado ya a la horca, el pobre y miserable marino, con su mirada fija en el horizonte espera el abrazo de la áspera y hostil cuerda. En su mente corren los días de buen viento donde el sol se prendía en la línea del horizonte y las nubes se adentraban en el lejano mar.

El demente John Auren esa noche estaba más loco de lo normal….si, ese pobre y taciturno perro del mar estaba apoyado con su cabeza sobre los brazos, en el borde del  poderoso” HISTERIA DE LA REINA”. Sobre la cubierta los ebrios y rufianes piratas venidos de todos los rincones del mundo, traían consigo raras pertenecías, y vestimentas. Colgaban de sus cabellos huesos de animales, largas trenzas amarradas con raíces en unos extremos, brazos que parecían garrotes golpeados contra la roca, lenguas que pronunciaban idiomas desconocidos y Tatuajes que representaban sus tratos con los demonios del otro mundo.

Ese día John Auren cumplía el año 70 de su trato infernal, y como maldito pirata que era, decidió faltar al pacto retando el demonio a un duelo. Aquella noche el pobre hombre caminó hacia la punta del histeria de la reina, tomó una antorcha y saco de un bolsillo una hoja arrugada, la sostuvo sobre el fuego rojo y luego la levanto quemándose sobre su mano derecha, arrojó la tea ardiente al mar, sacó su revolver francés y disparo hacia el aire en tono de desafío  gritando ferozmente.

-te llamo a ti maldito dios del mar, ven y arreglemos cuentas de una buena vez. Tomaré de vuelta la vida que me pertenece y tú serás solo un recuerdo vago de lo que eres.

Los compañeros de John sabían que el desafío contra la muerte estaba prohibido en el “HISTERIA”. Todos allí vivían narrando sus atrocidades, orgullosos de los pueblos saqueados, felices de los robos nocturnos, y muy celosos de su tráfico de humanos. No era permitido desafiar a aquella fuerza que los mantenía ocultos como ratas en la niebla.

A lo lejos el vigía divisó una tenue luz acercándose. El pirata dio avisó y algunos se acercaron al borde de la nave a ver aquello que se desplazaba hacia su ubicación. Lentamente, como si viniese tirado por fantasmas amarrados se acercaba un bote roído y viejo. Un horrendo hombre de la oculta ESTAMBUL trajo un artefacto capaz de proyectar luz a la distancia. Lo colocaron en el borde y alumbraron. Vieron un niño de traje húmedo que tocaba un violín. Decidieron dispararle y matarlo. Auren apuntó y disparo fríamente. El proyectil rasgo el aire, y cruzo entre el rostro del muchacho y la mano izquierda que sostenía el violín, atravesando así el diapasón de este.

El capitán Becker Miller, atraído por el alboroto en el exterior, salió a cubierta dotado de una poderosa hacha de acero de la india sostenida en su mano derecha y una pistola con un grabado extraño. Espanto a los fantasmas a bordo y corrió abriéndose paso hacia la muchedumbre. Atónito vio al niño ponerse de pie en su bote. Este comenzó a subir su brazo lentamente apuntando hacia el barco y antes de que terminara aquella maniobra, el capitán elevo su hacha y partió el cráneo de unos de sus marinos, luego asesto otro mortal golpe, esta vez en el cuello de la víctima. Decapitando así la mitad de cabeza que aún se sostenía sobre la columna. Poco sorprendidos, los tripulantes se mantuvieron en silencio, sin mayores reacciones dando así crédito a las atrocidades que cometieron y que sucedían a todos aquello que se cruzaba en su camino.

El crudo jefe arrojo el cadáver al mar empujándolo con una poderosa patada. Luego sostuvo las mitades de la cabeza decapitada en sus manos. Una mitad a cada lado y ofreció el cerebro como perdón al acto nefasto cometido por el francotirador John Auren. El niño por fin toco el casco de la nave, arrojaron una cuerda negra y subió con mayor habilidad que cualquier pirata a bordo.

-solo porque tengo muchos condenado a bordo de este barco acepto tus pobres disculpas. Rata de mar Becker Miller. – dijo el niño con enojo en sus palabras.

Donde está el maldito perro de Auren, ven aquí atrevido infame, acepto tu desafío.- exclamo el extraño niño.

-Esta vez caerás en mis manos .maldigo el día oscuro en que firme con mi vida aquel pacto contigo, por y para la eternidad te buscare y cercenare tu cuello.- juró John.

Pero antes de eso, el niño, que como ya se habrán dado cuenta era el demonio del otro mundo lanzo una mirada penetrante al capitán dejándolo sin aire, este supo de inmediato que por la insolencia de su subordinado debía pagar anticipado su cuota anual de vida. Así que sin pensarlo llamo a los tripulantes más antiguos del “Histeria”, estos bandidos de grueso calibre, pidieron un barril de oro para cada uno, por pedir la cuota adelantada. El capitán no tuvo opción y mando a traer los barriles. Los piratas extendieron cada uno su mano sobre su barril lleno de oro, el capitán saco de su tobillo una daga de perlas cuya hoja estaba oxidada por la sangre que se secó en ella y de un solo golpe comenzó a cortar el dedo índice de la mano derecha de los diez piratas.

El trato del capitán era la vida eterna a cambio de los índices derechos de sus tripulantes más viejos. Esto era una vez al año, pero esta vez se adelantó el pago debido a la insolencia de Auren.

La segunda parte del trato era que el sangrado no se podía detener por algún medico a bordo o nadie que conociera artes negras ni rituales paganos. no. la sangre se coagularía de forma natural y ahí se daba por pagado la cuota anual. El capitán les hacía crecer el índice mediante medicina salvaje y hechicería persa.

Contento por el pago el niño llamo a toda la tripulación a contemplar el misterioso juego con la muerte. Ya que el pirata inicio el desafío el mismo eligió el tipo de duelo. Tomarían seis esferas del tamaño de unas mandarinas, cada una era un explosivo poderoso capaz de destrozar un humano que también estaban  rellenas con veneno mortal, pero solo una de las seis esferas tenía la pólvora para provocar el estallido. Lo interesante era que cada granada seria puesta dentro de  la boca le Auren y del niño y una a la vez se iría encendiendo la mecha, de los un tripulante escribió en un papel el siguiente grabado y lo clavo en el mástil firmado por los dos participantes

Si John  Auren gana el duelo con la muerte, este será libre de su pacto y se le dará un bote para que dirija su destino, si el niño ganaba, John será condenado a cumplir su trato tal como lo hizo desde que lo firmo pero esta vez se le añadirá que cada vez al año a él también se le cortaría un dedo que no volvería a crecer, y así hasta que todos sus dedos sean  arrancados, luego seguirán sus manos hasta las muñecas, luego hasta los codos, hombros, y así cada parte de su cuerpo hasta que muera, recalcando que cada corte debe cicatrizar por si solo.se prohíbe el suicidio o asesinato a este hombre. Solo si es que queda vivo después de la explosión.

Así la suerte de una moneda decidió que el demonio comenzaba. Éste coloco la esfera en su boca, prendieron la mecha que salía entre sus dientes y comenzó a arder, así se consumió y toda la expectación de los presentes quedo nula debido a que era una falsa granada. Esta vez fue el turno de John, para nada arrepentido de su osadía, tomo el artefacto y lo introdujo en su boca, el mismo encendió la mecha que inmediatamente comenzó a arder. Las aves de vuelo nocturno se paraban sobre el navío observando el duelo del demonio y un insignificante humano.

La granada no estalló y siguió el turno del niño. Las apuestas de los tripulantes eran verdaderamente escandalosas, desde esclavos hasta corazones de la realeza. Así la tercera  esfera  fue a parar sobre la lengua del niño pero tampoco detonó. El cuarto intento ya tenía lugar en la cubierta del Histeria de la reina esta vez la intriga devorada a John .sostuvo la granada negra, la prendió en sus manos, la introdujo en su boca, comenzó a desesperarse. Tal vez sería condenado para siempre si sobrevivía a esa posible explosión, lo mejor era morir de una vez y no quedar esclavizado a pagar para siempre y más aun con el rostro desfigurado por la detonación. Ya no había vuelta atrás, pero el destino fue cruel y dejo todo para el final.

Este era el último intento John Auren tomo una esfera y la paso al niño que dudoso y con una risa estrepita y alaridos la cambio por la otra que estaba allí. Diciendo que no sería engañando por una rata de mar. John jugo una última carta y como era el tirador del barco conocía muy bien el peso de las municiones, incluidas las esferas explosivas, así que tomó una de las dos e inmediatamente supo que era la original, la entrego sin dudar al niño. Pero este adivinando sus pensamientos la cambio por la otra riéndose, y efectivamente fue la decisión correcta puesto que no estalló.

Auren tomo la última esfera la prendió en su mano mientras el niño se reía a gritos, mientras la llevaba a su boca. Sacó la daga oculta en su tobillo y con un movimiento rápido rasgo el ojo izquierdo del niño, introdujo de un violento golpe el explosivo en el hueco dejado por el reventado globo ocular y corrió por la cubierta arrojándose al mar. Subió al bote del niño y huyo en la noche. La tripulación a bordo anonadada de aquel acto de grandeza frente el demonio vio la explosión que le desfiguro la cara al niño.

El atrevido Auren llego a tierra y fue capturado por los soldados de la realeza siendo condenado a la horca por sus actos de piratería, pero inmediatamente supo que esto era obra del demonio por faltar a su juego pactado con sangre. John fue colgado y mientras colgaba de su cuello pudo abrir sus ojos y vio entre la muchedumbre un niño que reía ferozmente tocando una melodía en su violín mientras los espectadores gritaban de terror.

El cuerpo de John Auren se caía a pedazos colgado de la horca

 

Escrito por: Omar Sepúlveda C.